domingo, 12 de junio de 2011

Educar en base al rol inherente de ser profesor

El compromiso que se adquiere al optar por convencimiento vocacional el ser profesor e impartir lo mejor posible herramientas a los alumnos para que puedan desenvolverse en sus vidas, tiene directa relación con la afirmación que a continuación presento “enseñar siempre: en el patio y en la calle como en la sala de clases. Enseñar con actitud, el gesto y la palabra”. Es factible sin embargo sería excesiva la instrucción y el desgaste por parte del preceptor, ya que se debe abarcar mesuradamente el compromiso de la educación con el fin de hacerlo responsablemente y con probidad, pensando en la formación y en el futuro de nuestros niños. ¿Podrá alguien tener la compostura de dar buen ejemplo todo el tiempo?  Pues no lo creo, y tampoco será saludable si es que se esfuerza en lograrlo, ya que el rol debe llevarse a cabo precisamente en la escuela, fuera de esta será una instancia de ciudadano común, con errores y desaciertos.
 No hay que olvidar que ser maestro es estar en posesión de estrategias de transmisión de cultura; es decir construir en el espíritu y la inteligencia, en su acervo cultural y estimular todo lo que en el alma infantil haya de bondad y belleza, de aspiración a la total realización que debe contar un niño, proyectando valores con su ejemplo y actitudes a fines con el compromiso de la educación formal.
Es conocido que los escolares hoy en día están rodeados de factores de riesgo, no debemos olvidar eso. ¿Pero será un factor de riesgo en las vidas de estos alumnos  la ausencia de un buen clima afectivo proveniente de sus propios hogares? O son excusas para comprender el rendimiento de los escolares. Pienso que es una de las falencias y muro a vencer, ya que a ello se suma una baja autoestima escolar junto a la  ausencia de habilidades sociales, así existe un alto riesgo de padecer frustración y desesperanza. Entonces debemos potenciar y favorecer un clima escolar positivo que lo estimule a aprender continuamente.
Por otra parte, el individuo que no ejerce el concepto de igualdad en su propia vida, es un ente destinado al fracaso en todo ámbito de la sociedad. No podemos vivir normalmente en ambientes de opresión y desigualdades puesto que el ser humano comienza a mutar y distraerse. La equidad se debe llevar en todo momento sin excepciones. Es aquí cuando realmente podemos desenvolvernos y fomentar a los demás la igualdad en nuestras vidas; por ejemplo en clases debería considerarse un trabajo pedagógico basado en desarrollar contenidos conceptuales, de procedimientos y por supuesto actitudinales. Así les entregamos la oportunidad a los alumnos de aprender a convivir en armonía y a comunicarse de modo coherente, socializar pasivamente y no ejercer violencia de ninguna índole. Entonces es aquí cuando toma veracidad la frase: “Al hablar de equidad, con respecto a la idea de que más puede enseñar un analfabeto que un ser sin equidad”.
Dentro de las diferentes formas de vivir, las personas debemos aprender y dominar el valor de la prudencia, ser respetuoso y muy sutil para dar a conocer controversias o expresar opiniones, ¿Pero es conveniente decir todo lo que se piensa? según la frase “Todo se puede decir, lo importante es la forma; se refleja una muy acertada idea a primera vista. El mensaje directo, asertivo y sutil es un mensaje invasivo pero con tacto. Este tendrá que ser capaz de cambiar y mejorar los errores nada de esto será fácil. Puesto que hay que tener claro que los elementos negativos forman también parte de nuestro ser y enseñar el bien supone la previa noción del mal. Y ahora esta pregunta dirigida a la conciencia moral de los que se hallan comprendidos en ella: ¿serán los  cuatro años de Universidad suficientes para que el profesor  se forme como un hombre  culto y posea el juicio suficiente para decir lo que piensa y merecer ser escuchado con atención? La formación en la universidad no basta para hacer al maestro de ninguna forma. Y quien, luego de pegar y mostrar con  orgullo su diploma se disponga a cumplir su tarea sin otro esfuerzo, ése es desde ya un maestro condenado al fracaso seguramente. Los profesores debemos perfeccionar nuestro modo de expresión, de decir las cosas directamente buscando un cambio y una mejoría en las personas sin caer en ofensas ni humillaciones. Así es como debiéramos actuar a diario en nuestras vidas y buscando el bienestar en los alumnos como objetivo a lograr.
 Williams Berasain

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